Serpientes en el techo

Serpientes cuelgan del techo; cadenas.
El sonido es amargo. Gris. Tintineos interminables detonan al pasar.
¿Quién vive aquí?, pregunto, abrumado.
Hace tiempo que las cadenas están ahí; desde hace cinco años los niños comenzarían a esparcir rumores sobre un carnicero que las olvidó.
Humedad en el suelo. Un paso. Otro.
Las madres tendrían como tema de conversación al dueño de la casa; un viudo. Era reservado, coincidían todas.
La colonia es inmensa pero la casa de las cadenas está en sus límites; sin cercas, sin puertas. Las cadenas están en el primer piso; la planta baja se conserva vacía.
Una noche hace seis años se escucharon gritos que provenían de la casa; los hombres mayores salieron todos dispuestos a invadir el lugar para ver qué era lo que pasaba.
Pero cuando llegaron sólo encontraron un lugar vacío.
“Collón”, gritan desde afuera los demás niños; los que me retaron.
Mi mamá platica a veces, de una forma muy reservada, que ese mismo día se perdió alguien. “¿Quién?”, me atreví a preguntar una vez. Dijo un nombre.
Y lloró.
Mis pasos se hacen lentos. Al lado una puerta. La abro.
Habitación vacía.
Frío.
En el suelo una hoja vieja de papel.
“Vayámonos”.

Y la firma es de mi hermana.
Pavel Ricardo


Ilustración por Brianda del Mar Terrazas Rodríguez

Comentarios

Entradas populares