Ahogo tecnológico

A veces lo cotidiano simplemente me ahoga. 

Últimamente he reparado que mis días son siempre los mismos: la escuela, la tarea, la computadora. ¿Qué no hay cosas más importantes que estas?

Hace años, según me ha contado mi papá, la gente se reunía en la calle y se hacían fiestas. El día del niño, por ejemplo, los vecinos se reunían para celebrar a los pequeños. Pero de eso ya tiene un tiempo. "La gente se ha distanciado", dice mi papá.

La respuesta a "¿por qué?" llegó mientras hacía un trabajo escolar. 

Generalmente todos mis compañeros de la escuela se encuentran en las redes sociales, viendo imágenes extrañas, o imágenes "bonitas", chateando con personas que no conocen... y lo más hilarante de todo fue cuando reparé en que mis compañeros y yo hablamos casi todo el tiempo que estamos en la escuela, llegamos a casa, comemos, y nos volvemos a juntar en la computadora como si no nos hubiéramos hablado desde mucho hace mucho tiempo.

"¿Es esa la distancia?", me pregunté. La impuesta por un medio de telecomunicaciones que se supone que debería "acercarnos".
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PECDAG
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